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"Y yo seré para ella una muralla de fuego en derredor, y gloria seré en medio de ella" (Zacarías 2:5)

Jan 3, 2008

ARTICULO

Desorientados rabinos reformistas

Por José Brechner

Fue en Alemania a fines del S.XIX que resurgió la asimiladora corriente reformista que se extendió a América. Los primeros promotores de la asimilación fueron los judíos helenistas y los judeocristianos del siglo I. Los reformistas tergiversan y adaptan la religión de acuerdo a sus gustos, debilidades y maneras, creyéndose más inteligentes que algunas de las mentes más lúcidas de la historia, que durante tres milenios transmitieron la sabiduría judía, respetada por teólogos, filósofos y místicos de todas las épocas y tendencias. La iglesia cristiana es producto del reformismo judío que renegó de sus orígenes para edificar un negocio próspero y poderoso. Los tres primeros Papas fueron judíos.

Recientemente circularon en internet, contradictorias posturas ideológicas provenientes de la Argentina, con relación al Judaísmo y el Reformismo, hasta que alguien llegó a la estupidez de decir que: “Dos jóvenes judíos que se casan con dos jóvenes no-judíos, podrían establecer dos familias judías“.

El ignorante comentario proviene de Baruj Plavnick, un individuo que dice ser rabino, pero que obviamente desconoce la Biblia y la historia. Está comprobado que 98 por ciento de los nietos de matrimonios mixtos se convierten al cristianismo, ya que el judaísmo no hace proselitismo. Por ese motivo la población judía es pequeña mientras que los demás grupos humanos crecen.

La Torá (Pentateuco) dice:”No harás proselitismo, pero bienvenido es el prosélito”. El proselitismo es la causa de la Yijad, así como fue de la Inquisición y las Cruzadas. La actual Guerra Santa Musulmana, que quiere convertir a todos al Islam, es el peor peligro que haya vivido la humanidad. No existe nada más funesto que el proselitismo y la incursión en política de los clérigos, sean estos curas, rabinos o imanes.

La religión que practica Plavnick, igual que la que pregona Sergio Bergman --otro rabino de la misma escuela, quien se dedica a buscar popularidad y difusión mediática con fines políticos personales-- contradice aspectos fundamentales del judaísmo. Estos sacerdotes manipulan la fe acomodándola a su confort y el de sus feligreses. Gandhi entre los devastadores Pecados Sociales mencionó:” El culto sin sacrificio”. Los conservadores-reformistas no entienden que cuando se cambia una tradición, esta deja de ser una tradición.

Plavnick como Bergman son continuadores de Marshall Meyer, un rabino neoyorkino progre, que alcanzó notoriedad durante los gobiernos militares argentinos, protegiendo a cómplices de la ultra izquierda fascista, aunque también tiene el mérito de haber salvado vidas inocentes. Meyer fundó el Seminario Rabínico Latinoamericano, una institución escaza de contenido pero ávida de dinero, que para obtenerlo busca prosélitos a quienes convierten velozmente al judaísmo por una “razonable” suma. El seminario induce a sus estudiantes para rabinos a obtener algún título profesional secular, de manera que no se mueran de hambre al graduarse, tratando de dirigir una congregación a la que nadie acudirá, ya que no tienen nada que ofrecer espiritualmente.

Algunos rabinos llegan a la erudición y la santidad, algo que nunca sucedió, ni sucederá jamás, con un conservador-reformista, porque en su ligero nivel de comprensión de las sagradas escrituras no hay cabida para el misticismo. El estilo Bergman –la figura más visible del reformismo argentino-- es más para concitar la atención que otra cosa. Tiene el aspecto de un ex convicto rapero musulmán. El moderno look le sirve para resaltar dentro de la sociedad seglar, como hacían sus mentores, los judíos alemanes que iniciaron su corriente ideológica, adoptando las modas del lugar, de manera que la única forma de identificarlos era viendo si eran circuncisos. Más tarde fue con la estrella en el brazo.

El caso Bergman es inédito. Hay judíos doctos y observantes, con conocimientos mucho más amplios y profundos que los suyos, que estudiaron en verdaderas escuelas teológicas (yeshivot), se recibieron de rabinos, pero nunca utilizaron el título para adquirir renombre en una actividad ajena a su oficio. Si Bergman quiere hacer política tiene todo el derecho de hacerlo, pero a título personal, no como rabino, y menos aún como representante de la sociedad judía.

UNA CARTA QUE MERECE CONTESTARSE

Soy hijo de madre judía, padre no judío. Mantengo mi judaísmo y lo acreciento día a día. ¿Que opina de mi Sr.BRECHNER?.
Qué lástima que su respuesta al Sr. Plavnick no haya sido con la altura que el caso requiere. Me gustaría un debate serio, responsable, con intenciones de aprender y mejorar, no de denigrar y retroceder.
Por último, ¿Quién es usted para decir quién es judío y quién no?. Hasta luego.
Rodrigo.

RESPUESTA:

Sr. Rodrigo,

Rara vez contesto una carta públicamente, porque muchas veces el problema de los periodistas no está en lo que escribimos, sino en quienes nos leen. Este parece ser uno de esos casos.

Personalmente, para mí es judío aquél que se siente judío.

De acuerdo a las leyes de la Torá usted es 100 por ciento judío, ya que su madre es judía. Si se siente como tal o no, es asunto suyo. Dios le dio el libre albedrío de elegir. Para Hitler, usted también era judío, hasta la quinta generación de sus ancestros, como estableció el Tercer Reich. En todo caso creo que es mejor asumirlo por cuenta propia y no que se lo recuerden los antisemitas.

En ningún lugar del artículo cuestiono quien es o quien no es judío. Cuestiono la actitud asimiladora de los rabinos conservadores-reformistas, que promueven una religión que no tiene nada que ver con la tradición, y que sus fines sean monetarios o políticos.

El Judaísmo es uno solo, hoy denominado ortodoxo, para diferenciarse de aquellos que ejercen los conservadores, reformistas, reconstruccionistas y mesiánicos. El que quiere lo estudia o lo practica de sus fuentes originales tal como es, o por lo menos lo respeta. No hay policías que obliguen a ser observante. Eso sucede en el Islam.

Asumo que una persona que quiere ser budista, encontrará una mejor y genuina fuente de inspiración en la India o en el Tibet, estudiando y practicando en una lamasería, con lamas verdaderos, antes que en California o en Buenos Aires, con un pseudo-gurú occidental.

Lo mismo sucede con el Judaísmo, con la ventaja de que no es necesario viajar a otro país, ya que es practicado exactamente de la misma manera en California, Buenos Aires, Paris o Israel, por los judíos ortodoxos, que no cambiaron la tradición ni el contenido durante 3.300 años, y son accesibles “gratuitamente” a cualquiera que desee volver a sus raíces o quiera conocer más de su herencia.

José Brechner
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