shomer yisrael - שמר ישראל

"Y yo seré para ella una muralla de fuego en derredor, y gloria seré en medio de ella" (Zacarías 2:5)

Sep 25, 2007

Festividad de Sucot

"La festividad de las cabañas (Sucot) habrás de celebrar durante siete días, una vez recogido el fruto de tu era y de tu lagar y te regocijarás en tu fiesta, tú y tu hijo y tu hija...el prosélito y el huérfano y la viuda que está en tus ciudades" (Deuteronomio 16:13)

Este miércoles 26 por la noche comienza la festividad de Sucot. La fiesta tiene dos mitzvot (preceptos) básicas asociadas con ella: comer en la Sucá (una especie de cabaña precaria con techo vegetal) y recitar la bendición sobre las cuatro especies.

La palabra hebrea Sucot significa “cabañas”. Durante los siete días de la festividad comemos todas nuestras comidas en la Sucá. La Torá así lo ordena: “Siete días viviréis en sucot... para que vuestros descendientes sepan que en sucot he hecho morar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto” (Levítico 23:42).

Sentarse en la sucá recuerda las “cabañas” que D´s proveyó durante el viaje del pueblo judío durante 40 años por el desierto. Esas cabañas eran realmente nubes que rodeaban todo el campamento judío a lo largo de sus viajes y los protegía del calor y del frío. También les servían como protección de los animales salvajes y de las naciones que querían hacerles daño.

El Rab Iehoshúa Heshel de Apta dice: “Tal como un pájaro provee de alimentos a sus pichones y luego los ubica bajo sus alas como protección, del mismo modo D´s contempla nuestras necesidades y sustento en Rosh Hashaná y Iom Kipur y luego viene la mitzvá (mandamiento) de la Sucá que simboliza Su protección del pueblo judío.

La segunda mitzvá que realizamos durante Sucot es la bendición sobre las “Cuatro Especies”. La Torá ordena: “Y tomaréis para vosotros en el primer día el fruto de un árbol hermoso (etrog), hojas de palma (lulav), ramas de mirto (hadasim) y ramas de sauce (aravot) y os regocijaréis ante D´s, vuestro Señor, durante siete días...”.

De acuerdo al Midrash, las cuatro especies representan las cuatro clases de personas que integran la nación judía. La mitzvá de combinar las cuatro especies promueve la idea de la unidad en el pueblo. El Talmud dice que el Etrog (cítrico), a diferencia de otros frutos, puede crecer en su árbol de año en año “uniendo” las cuatro estaciones y extrayendo nutrientes de todas ellas. La señal de un Lulav kasher (rama de palma) es que sus hojas estén “juntas”. Si las hojas estuviesen separadas, el Lulav no es kasher. Cada tres hojas de los Hadasim (ramas de mirto) crecen del mismo lugar en la rama del mirto. Finalmente, las Aravot (ramas de sauce) son descritas en el Talmud como “plantas que crecen en grupos”.

Algunos sabios explican que la mitzvá de Sucá viene después de Iom Kipur, un día en que fuimos más ángeles que personas, sin requerimientos físicos, para enseñarnos una lección muy importante. Dejar atrás el confort de nuestros hogares y vivir en una Sucá, una morada temporaria cubierta con ramas de vegetales, nos recuerda que este mundo es temporario. Los verdaderos y eternos valores son la Torá y las mitzvot (mandamientos Divinos).

Sucot es llamado el “tiempo de nuestra alegría”, para que nos concentremos y entendamos que esas ocupaciones espirituales son las reales prioridades porque conducen a la verdadera satisfacción y felicidad en la vida.

EL LULAB Y EL ETROG

Así como en el mundo físico hay varios materiales con características físicas especiales, tales como el uranio que es radiactivo, o algunos químicos que al mezclarse entre sí producen un cierto color u olor o crean una llamarada o una explosión, similarmente hay ciertos elementos que poseen características espirituales especiales. Por ejemplo, si uno come carne que no es casher, eso causará enfermedades espirituales. La Torá nos dice que el lulab, el etrog, los hadasim y los arabot tienen sus propias características espirituales. Tratemos de entender esto.

La mayoría de nosotros está muy conectada con el mundo exterior. Éste es muy real para nosotros. Sin embargo, aquellos que son "obdé Hashem" (siervos de Hashem) tienen también su mundo interior privado. Para ellos ese mundo interior es muy real. Es donde las cosas realmente importantes tienen lugar. Cuando uno hace teshubá, los Baalé Musar (los maestros que enseñan el buen comportamiento) dicen que es necesario retornar a UNO MISMO. Se refieren al mundo interior. La palabra hebrea para mundo es "olam" que viene del término "neelam", oculto: Hashem está realmente oculto en el mundo exterior. Sin embargo, en nuestro propio mundo interior Él no está oculto sino manifiesto. Este mundo es muy importante en Sucot: Después de haber sido juzgados en Rosh Hashaná y purificados en Iom Kipur, tenemos que comenzar a reconstruir nuestro mundo interior y a fortalecerlo. El primer paso es dejar nuestra casa y vivir en una Sucá. Cuando abandonamos todas las comodidades del hogar, en cierta medida, nos desconectamos del mundo de afuera y eso nos permite conectarnos con nuestro mundo interior.

El segundo paso es el lulab y el etrog. Estos tienen la característica única de traernos el contenido espiritual que nuestro mundo interior tanto necesita. Cuando tomamos el lulab y lo agitamos, lo hacemos en dos etapas: lo extendemos lejos de nuestro cuerpo y luego lo acercamos. La extensión hacia afuera expresa nuestro anhelo, nuestro profundo deseo de pedir a Hashem niveles espirituales más elevados. El atraerlo hacia nuestro cuerpo expresa nuestra aceptación de esa espiritualidad y nuestra acción de llevarlo adentro para ayudar a llenar nuestro mundo interior.

Cuando hacemos una mitzva debemos ser cuidadosos en cumplir con todos los detalles de ese precepto. Sin embargo, si también tenemos en cuenta el contenido interno de esa mitzvá, su calidad será mucho mayor. Intentemos entrar en la Sucá y tomar el lulab y el etrog con el pensamiento correcto: Desear de corazón la ayuda del Todopoderoso para construir y llenar de contenido nuestro mundo interior propio.


Fuente: JUDAICASITE

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