shomer yisrael - שמר ישראל

"Y yo seré para ella una muralla de fuego en derredor, y gloria seré en medio de ella" (Zacarías 2:5)

Jan 16, 2008

ARTICULO

El Derecho de Israel
a su Tierra


Lee Underwood

Existen en el presente un sin número de guerras ("conflictos internacionales") en el mundo. Su variedad depende de la fuente y definición que se quiera hacer de estas "guerras" o "conflictos". Por ejemplo, los "conflictos" van desde organizaciones terroristas batallando contra gobiernos soberanos, naciones peleando entre si hasta batallas espirituales concretándose por todo el orbe. En todo esto el aspecto que llama muchísimo la atención es la guerra o conflicto con Israel, el cual pareciera ser el acontecimiento de mayor amenaza mundial.

Derivado por las diferentes actitudes y creencias, conceptos de libertad y paz entre otras cosas, la situación en Israel tiende a ser muy complicada. Abundan los errores con respecto a las verdaderas razones que motivan el conflicto inclusive entre los seguidores del Dios de Israel. Intervienen igualmente las agendas o intereses personales, ocultos o no, de muchos de los actores claves del conflicto. En palabras más llanas, el "conflicto" Israelí es originado por aquellos que luchan contra el Dios de Israel, el Creador del universo. Es, en gran parte, la concreción de la batalla entre aquellos que creen en las promesas dadas por Dios a Abraham, Isaac y Jacob y aquellos que, por cualquier razón, desean que Israel (el pueblo judío) no resida entre los limites establecidos de su tierra, es decir, entre el Río Nilo, el Río Eufrates, el Mar Mediterráneo y el desierto del Jordán. Aquellos que son fieles en Israel obedecen un mandato directo de Dios al "habitar la tierra", otros por su parte hacen esfuerzos intencionalmente o no, de lucha contra Dios, queriendo remover al pueblo judío de la tierra especialmente de Judea y Samaria - corazón mismo de Israel – otorgada a ellos por Dios. Las motivaciones para querer sacar a los judíos fuera de la tierra de Israel se pueden fácilmente entender cuando se ubican y observan desde un punto de vista espiritual. La existencia del pueblo judío en la tierra de Israel después de 2.000 años de exilio, ha demostrado sin duda alguna que el Dios de Israel existe y que además, el hombre algún día tendrá que dar cuenta de sus propios actos ante el Creador; el dominio y reino autónomo del hombre en el mundo llegará pronto a su fin.

Podemos mirar los aspectos históricos del conflicto para intentar determinar si Israel posee verdaderamente derecho a vivir en esa tierra o si por el contrario, ésta pertenece realmente a los 'Palestinos'. Sin embargo, lo que ahora sucede es que los hechos fácilmente se mediatizan y confunden al mezclarse con la mentira. La pregunta que muchos hacen es: "¿Qué historia creemos, la de los israelíes o la de los 'Palestinos'?" Aquella famosa declaración del propagandista nazi Joseph Goebbels' que decía que "si usted inventa una mentira suficiente grande, repitiéndola y repitiéndola, eventualmente la gente se la creerá", ciertamente ha revivido en el presente. La pregunta debe entonces reformularse más bien en cuál declaración debemos creer. Para los que adoran al Dios de Israel existe sólo una verdad: la Palabra de Dios. ¿Pero, qué exactamente dijo Dios al hablar de Israel? ¿Es aún válida, después de 2.000 años de dispersión del pueblo judío de la tierra de Israel, la declaración hecha por Dios? ¿Desea Dios dividir la tierra de Israel y regalar una porción de ella a los 'palestinos' — o a cualquier otro — aparte del pueblo judío? Todas las respuestas felizmente se encuentran en las Escrituras — La Palabra de Dios escrita.

EL Pacto Eterno de Dios con Israel

Hace aproximadamente 4.000 años Dios realizó un pacto con Abraham para darle a él y sus descendientes la tierra de Canaán. Esta pedazo de tierra se encuentra localizado "... desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates:" (Génesis 15:18). Este pacto fue reafirmado con Isaac (Génesis 26.2-5) y con Jacob (Génesis 28:13; 35:12). Eventualmente, Dios haría extensivo este mismo pacto con toda la casa de Israel, esta vez como nación: "Pues mi ángel irá delante de ti y te llevará a la tierra del amorreo, del hitita, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo; y los destruiré por completo... Y fijaré tus límites desde el mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el río Eufrates; porque en tus manos entregaré a los habitantes de esa tierra, y tú los echarás de delante de ti." (Éxodo 23:23,31).

Dios declaró también que Israel sería Su "... especial tesoro entre todos los pueblos". Los requisitos de Israel para gozar de este convenio son "escuchad Mi [Dios] voz y guardad Mi pacto" (Éxodo 19:5). A causa de ello, muchas personas erróneamente piensan que debido a que la nación de Israel desobedeció, Dios la removió permanentemente de la tierra de Israel. Se argumenta que según dice la Palabra de Dios, Israel no posee un reclamo válido sobre esta tierra. Algunos llegan muy lejos al pensar y decir que Dios ha rechazado Su pueblo para siempre. No obstante, la Escritura no apoya nada de lo anterior. De hecho, lo que dice la Escritura es todo lo contrario.

En verdad, Dios fue muy claro con respecto a la desobediencia de Israel y el castigo resultante si el pueblo fallaba en obedecerle ("Bendiciones y Maldiciones"). Los detalles aparecen contenidos en el libro de Levítico capítulo 26 y en Deuteronomio capítulo 28. La penalidad final por la continua desobediencia a Dios sería la remoción de la tierra prometida (Levítico 26:33), pero haciendo Dios siempre una promesa de restauración: "Sin embargo, a pesar de esto, cuando estén en la tierra de sus enemigos no los desecharé ni los aborreceré tanto como para destruirlos, quebrantando mi pacto con ellos, porque yo soy el SEÑOR su Dios," (Levítico 26:44; vea también Jeremías 31:35-37; Lamentaciones 4:22; Miqueas 7:18-20). Dios declara que nunca abandonará definitiva o permanentemente al pueblo judío: "Sin embargo, aun en aquellos días--declara el SEÑOR-- no llevaré a cabo una destrucción total de vosotros." (Jeremías 5:18 y también Amos 9:8). Dios en su lugar, promete que un remanente de Israel retornará a la tierra que El mismo prometió a sus siervos Abraham, Isaac y Jacob (Isaías 11:11-14; 43:5-6; Sofonías 3:14-20). Nótese que Dios habla de Israel, pueblo judío, regresando a la tierra, y no de otra entidad distinta.

Dividir la Tierra de Israel

Por lo tanto, volvamos a nuestra pregunta inicial: "¿Desea Dios dividir la tierra de Israel y dar una porción de ella a los 'palestinos' — o a otro — aparte del pueblo judío?" Además de las Escrituras antes señaladas existen muchas otras promesas hechas por Dios donde se especifica la restauración del pueblo de Israel a la tierra de Israel. ¿Es posible, entonces, que Dios quiera compartir esta tierra con otras naciones? Dios toma en serio Su tierra, en especial Judea y Samaria. El igualmente toma muy en serio Su ciudad santa Jerusalén. Dios habló del juicio por venir a las naciones que intenten dividir Su tierra diciendo: "reuniré a todas las naciones, y las haré bajar al valle de Josafat. Y allí entraré en juicio con ellas a favor de mi pueblo y mi heredad, Israel, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra." (Joel 3:2).

Individuos y organizaciones aprueban la idea de la creación de un nuevo estado 'palestino' siempre que éste no esté dirigido o encabezado por una organización terrorista. El reclamo que se hace es que el 'pueblo palestino' necesita un lugar para vivir. Aunque podríamos discutir aquí si realmente existe el mencionado 'pueblo palestino', necesitamos retomar las Escrituras para obtener una posición bíblica correcta. Hace 3.500 años Dios ordenó a Israel la remoción de pueblos y naciones paganas de la tierra de Israel y ordenó habitar esa tierra a Israel. Dios no ha cambiado ni cancelado nunca esta orden. Hoy el público de Israel está pidiendo dejar a los 'palestinos' vivir en paz. Hay muchos lugares donde ellos pueden ir a vivir. De hecho, lo que los 'palestinos' hagan no es responsabilidad de Israel. Israel no tiene que proporcionarle a los 'palestinos' un lugar de vivienda. El mandato de Dios a Israel es quitar de en medio al enemigo y habitar la tierra. Aquellos que deseen vivir en Israel en paz son libres de hacerlo, porque Dios siempre ha dispuesto una provisión para el extranjero dentro de Su tierra.

Queda aclarado entonces el asunto de dividir o no a Israel. La tierra limitada por el Nilo y el Eufrates, el Mar Mediterráneo y el desierto del Jordán, pertenece exclusivamente a Dios y fue dada por Dios mismo al pueblo judío, Israel, como posesión eterna. Esta tierra no puede compartirse, dividirse, repartirse o regalarse. El Dios de Israel fue contundentemente claro con Israel sobre hacer convenios, alianzas o tratos con el enemigo: "y cuando el SEÑOR tu Dios los haya entregado delante de ti, y los hayas derrotado, los destruirás por completo. No harás alianza con ellos ni te apiadarás de ellos." (Deuteronomio 7:2).

La respuesta entonces al problema o 'conflicto' de Israel con los 'palestinos' — y el resto de los países del mundo — es poner la confianza en Dios y no en los hombres. Muchos cristianos preguntan que pueden hacer para ayudar a Israel. Como creyentes, nuestro trabajo es exhortar a Israel a creer en las promesas dadas por Dios a Abraham, Isaac y Jacob. Debemos exhortar a Israel a que regrese, pueble y construya en la tierra. Debemos orar e interceder siempre por Israel para que salga fortalecida y pueda resistir la presión internacional. Es solo a Dios a quien Israel debe temer, no a las naciones del mundo: "en Dios he confiado, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?" (Salmo 56:11). Como creyentes somos los guardianes de Israel. Tomemos nuestro trabajo muy seriamente.

"Por amor de Sión no callaré, y por amor de Jerusalén no me estaré quieto, hasta que salga su justicia como resplandor, y su salvación se encienda como antorcha…. Sobre tus murallas, oh Jerusalén, he puesto centinelas; en todo el día y en toda la noche jamás callarán. Los que hacéis que el SEÑOR recuerde, no os deis descanso, ni le concedáis descanso hasta que la restablezca, hasta que haga de Jerusalén una alabanza en la tierra." (Isaías 62:1,6-7).

[ Publicado: 7 Enero 2004 ]
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Lee Underwood es escritor, maestro y músico y además es editor-administrador del sitio de internet www.shamar.org